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Arquitectos: Carlos Zwick Architekten BDA
- Área: 712 m²
- Año: 2020
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Fotografías:José Campos
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Proveedores: Vectorworks
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Miles de visitantes solían disfrutar de helado y limonada casera en esta histórica propiedad junto al lago, en Potsdam, hasta que el antiguo café del parque cerró sus puertas. 25 años después de la caída del Muro de Berlín, el arquitecto Carlos Zwick, establecido en esta misma ciudad, se enamoró de sitio. Decidió comprar la propiedad, que incluía varios monumentos en ruinas, sin permiso de construcción pero con una visión: crear un lugar de reunión para la familia, una casa que se integrara con la naturaleza que la rodea.
Los árboles centenarios, el agua y las terrazas del emperador, monumento histórico y cuyo nombre se debe a que el emperador disfrutaba de su café en este lugar, determinaron el concepto arquitectónico. En la actualidad, esta casa pasiva “passivhaus”, de alta eficiencia energética, se levanta sobre 40 pilares de acero inclinados cuyas 10 zapatas aisladas sortean respetuosamente las terrazas del emperador, ubicándose en puntos específicos. Una estructura de acero sostiene las losas, paredes y techos de madera. El uso de materiales de construcción sostenibles y el sistema de energía solar térmica ubicado en la cubierta contribuyen al equilibrio ecológico.
A una altura de 3 metros y con una fachada de listones verticales de madera de alerce, la estructura se convierte en una moderna “casa del árbol”. Consigue integrarse de forma natural en las copas de los robles y castaños centenarios. Incluso el gran arce que se interponía en el camino de la casa permaneció en su sitio y ahora crece atravesando el salón.
La casa y la naturaleza dialogan con tanta naturalidad que no da idea del reto que supuso su construcción. Ni la grúa ni el camión grúa podían trabajar entre los frondosos árboles, por lo que toda la casa se levantó únicamente con la ayuda de una carretilla telescópica elevadora.
La terraza se extiende por toda la anchura de la casa, 8 metros por encima del nivel del agua, lo que crea la sensación de estar flotando directamente sobre el lago. Las enormes ventanas correderas de madera permiten que la naturaleza forme parte de las zonas de estar.
Los cisnes y las garzas hacen su ronda por aquí, a la altura de los habitantes de la casa. Una larga mesa de madera de olivo es la protagonista del amplio salón-comedor, el corazón de la casa, junto con la chimenea y una gran isla de cocina. En las paredes, de casi tres metros de altura, cuelgan obras de arte contemporánea. Algunas de ellas fueron creadas en el estudio de la propia casa, donde pinta la pareja de Zwick. Trabajar y vivir: la casa del lago ofrece espacio para ambas cosas. Y en el futuro, quizás se convierta en un apartamento compartido, cuando el último de los 6 hijos se haya mudado.